* Concierto Clausura Taller de Ópera y Teatro Lírico
* Sinfonía
Quisqueyana- Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil
No todo está perdido en República Dominicana. Dos
acontecimientos artísticos ocurridos en esta
semana, aunque ignorados por la totalidad de la prensa, así lo
confirman:
El concierto clausura del Taller de ópera y teatro
lírico impartido por el barítono Mario E. Martínez, el sábado 6 en el
conservatorio Nacional de Música, y el concierto Sinfonía Quisqueyana, presentado
por la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil el martes 9, en el Palacio de Bellas
Artes.
Estos dos espectáculos resultan confortantes y
esperanzadores para quienes aspiramos a una sociedad sin violencia, en un país
donde los grandes medios de comunicación ejercen un pugilato por destacar en
primera plana el hecho sangriento del día, principalmente si están involucrados
menores víctimas de la ignorancia y la manipulación del crimen organizado,
mientras en cambio, desprecian los acontecimientos culturales positivos, como
estos dos conciertos donde destacaron jóvenes potenciales del canto lírico, así
como futuros solistas de la música clásica y de la dirección orquestal.
Qué hermoso sería ver una reseña periodística en
las páginas de arte y espectáculos de cualquier medio, destacando la brillante participación de nuestra prometedora joven soprano
Raquel Payán, interpretando con su cándida voz de amateur, pero con impresionante
seguridad escénica y buen dominio vocal la difícil y hermosa arieta Je veux vivre dans le rêve, de la ópera
Romeo y Julieta, de C. Gounod.
De igual modo, nuestro joven y prometedor tenor
Helvis de la Rosa Villalona, quien interpretó con brillantez la romanza De este apacible rincón de Madrid, de la
zarzuela Luisa Fernanda, de F.
Torroba. Así como ellos, destacaron
otros jóvenes intérpretes masculinos y femeninos en arias de Mozart, Verdi,
Donizetti, Scarlatti y Sullivan.
Estuvieron acompañados al piano por los profesores
Porfirio Mateo y María Morel, bajo la dirección artística del Dr. Mario E.
Martínez, destacado barítono dominicano, quien hizo un paréntesis dentro de sus
compromisos en Estados Unidos, para impartir durante varias semanas a los
participantes un taller de ópera y teatro lírico, previo a la realización de
este exitoso concierto.
A solo tres días de disfrutar este hermoso
espectáculo lírico, volvimos a sentirnos eufóricos con el concierto Sinfonía
Quisqueyana, presentado el martes por la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil,
la cual fue conducida por Darwin Aquino, Director titular, Fernando Herrera, Director asociado y Rogers Peralta,
director asistente. Como solistas brillaron la violinista Josefina Guzmán, el
trombonista Julio Peña y la chelista Allyson Pérez.
El programa inició con Danza Eslava Op. 46 No. 8, en sol Menor (Furiant), de A. Dvorak,
bajo la dirección de Fernando Herrera. A
continuación la joven Josefina Guzmán llenó las expectativas con su exquisita
interpretación de la Romanza en Fa Mayor
Op. 50, para Violín y Orquesta, de L. V. Beethoven, bajo la conducción de
Rogers Peralta, concitando encendidos aplausos del público que colmó la sala
Máximo Avilés Blonda, entre quienes pudimos destacar la presencia al maestro
Julio de Windt, presidente de la Fundación Orquesta Sinfónica Juvenil, así como
de doña Margarita Copello, presidenta de la Fundación Sinfonía.
Le siguió el trombonista Julio Peña, quien hizo
galas de su gran dominio de este difícil instrumento, interpretando el primer movimiento (Allegro maestoso) de Concertino
para Trombón y Orquesta Op 4, de F. David, bajo la dirección de Fernando
Herrera. Esta primera parte concluyó con la destacada participación de la cellista
Allyson Pérez, quien interpretó el primer movimiento (Preludio: Lento - Allegro
maestoso) del Concierto para Violonchelo
y Orquesta en Re menor, de E. Lalo, bajo la dirección de Darwin Aquino.
Llegados al intermedio, un hijo del maestro Juan
Francisco García, autor de Sinfonía Quisqueyana, la primera sinfonía
dominicana, leyó una interesante semblanza de su padre, a quien estuvo dedicado
el concierto de la noche, el cual concluyó con una magnífica interpretación de
dicha composición musical, a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil,
integrada por jóvenes residentes en distintas provincias del país y del
Distrito Nacional, quienes desafiaron la inclemencia del tiempo, para estar presentes en esta inolvidable noche del
arte y la cultura.
Becquer escribió en una ocasión: “Mientras exista
una mujer hermosa, habrá poesía”. Aplicando a nuestro país, en esta crítica
fase de nuestra realidad sociocultural, la esencia de este pensamiento, nos
atrevemos a expresar: Mientras existan jóvenes y niños practicando las Bellas
Artes, hay esperanza.
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