El 21 de
enero de 1905, nace en el paraje El Higo, Cerro de Nava, sección Blanco,
Luperón, provincia de Puerto Plata, Eleuterio Aragonés, quien en el correr de
los años sería la más grande figura del canto en República Dominicana y una de
las voces más sobresalientes de toda nuestra América.
Sus padres,
Liboria Aragonés y Julián Álvarez, procrearon al inmortal cantor que a nivel
internacional se conocería como Eduardo Brito.
Era el
artista en Ciernes, favorito de las serenatas que se ofrecían en abundancia
para la época. Invitado por don Andrés Cordero y acompañado por los
guitarristas “Chispa” “Totoño” y Bienvenido Troncoso, y con el Sexteto de
Baldemiro Morel, ya en la localidad se le identificaba como “Puerto Plata”.
En una
presentación de las tantas que hacía en la ciudad hidalga, Lilín Jackson lo
escucha cantar y entusiasmado lo lleva a la ciudad capital. En la ciudad
Primada debuta en el Coney Island propiedad de Julio Padrón, Antonio Vásquez lo
acompaña en la guitarra. Es el año 1922. Le canta a Summer Wells, diplomático
estadounidense que se encontraba de visita oficial en el país.
Retorna en ese mismo año a
Santiago.
En Santiago
se encontraba en gira artística un trío compuesto por los artistas cubanos
Floro Zorrilla, Manuel Corona y Antonio Zaldívar. (Estaban haciendo promoción
al jabón Candado que se importaba de Cuba). Se hizo un concurso artístico. Eleuterio
Brito canta la canción “Amar, eso es todo” y gana el primer lugar.
Salvador
Sturla el inmortal artista dominicano, al escucharlo, maravillado por la voz
pide que le presenten a este portento artístico.
En el año
1925 Julio Alberto Hernández, gloria viviente del arte, conoce a Eduardo Brito
y se interesa en su educación musical.
Comienza una
amistad muy provechosa para el joven cantor.
En esos años
Brito conoce más a fondo a Piro Valerio, Chencho Pereyra y Bienvenido Troncoso.
En 1928, con
la dirección e Don Luis Rivera se monta el Cuarteto de Rigoletto de Verdi.
Son escogidos
para la representación Eduardo Brito, Susano Polanco, Catalinita Jáquez y
Petrica Comprés.
La función es
un éxito.
Es el primer
gran triunfo al más alto nivel profesional del gran astro.
La fecha es inolvidable: 28 de
septiembre de 1928, lugar: el Teatro Ideal de la ciudad de Santiago.
En ese mismo año, el 3 de
noviembre contrae nupcias con Rosa Elena Bobadilla. La ceremonia nupcial se
celebra en la casa de Luz Vicioso en la calle Restauración casi esquina Duarte.
Después de la Boda, sale en
gira por Haití, Curazao y Puerto Rico, retornando a cumplir compromisos en el
teatro Independencia, recibiendo más cálidos elogios de todos los sectores de
la vida nacional. En el Listín Diario aparece un escrito firmado por el poeta
Juan Bautista Lamarche, ponderando las condiciones excepcionales del admirado
barítono.
El 10 de diciembre de 1929,
parten a New York a realizar grabaciones para el sello R.C.A., Eduardo Brito,
Bienvenido Troncoso, Enrique García y Chita Jiménez, acompañándole Rosa Elena.
La primera grabación “La
Mulatona” de Piro Valerio... siguen “Lucía” de Machilo Guzmán con letras de
Joaquín Balaguer, “Mi llegada a Macorís” de Bienvenido Troncoso “Solo tuyo” de
Porfirio Golibart, y graban cada día, hasta completar una considerable suma de
temas musicales dejando en el surco el milagro de sus voces que en el tiempo
son testimonio de la grandiosidad de estos artistas que tan poco han recibido
como reconocimiento a su calidad y orgullo dominicanista.
En 1938, de vuelta a República
Dominicana, actuaciones en distintas ciudades criollas y gira artística a
Puerto Rico, Curazao, Venezuela, donde es invitado a inaugurar la Emisora Ondas
del Lago.
Su delirio de persecución era
muy acentuado. El Dr. Záiter indicó: “Eduardo Brito tenía sífilis cerebral, la
cual le producía trastornos nerviosos, delirio de megalomanía”.
“A las dos de la mañana (5 de enero de 1946) alguien oyó el
susurro turbio y melancólico de una voz que parecía de caverna...Virgen de la
Altagracia... Y a continuación una serie de palabras disparatadas dichas en un
inconsciente balbuceo. A las cinco de la mañana uno de los barrenderos grito a
voz en cuello “!Murió Brito, ya salimos de ese locazo!”.
1942
Allí se vio también
la profesionalización del artista de variedades a través de la experiencia
transmitida por las compañías de Eduardo y Rosa Elena Brito, Libia Morales y
Manolín Perea, Paco Escribano, y sobre todo, por las presentaciones de los
artistas extranjeros y nacionales ofrecidas por La Voz del Yuna (luego La Voz
Dominicana).
NOTA: El 27 de abril de 2006, el Teatro Nacional fue designado con el nombre de Eduardo Brito, mediante Ley No. 177-06, del Congreso Nacional.
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