La obra Casa de Sombras, fue puesta en circulación
la noche del lunes en la Sala Ravelo del Teatro Nacional. Casa de Sombras es
una colección de fotografías en blanco y negro tomadas por el artista del lente
Herminio Alberti a las ruinas de la Casa de Caoba, en San Cristóbal, la cual
fue antro predilecto del dictador Trujillo para deshonrar decenas de doncellas
en sus treinta años de dominio absoluto de República Dominicana. La historia de
cada fotografía está poéticamente descrita por nuestro laureado poeta José
Mármol.
Erasmo (Niní) Cáffaro, director del Teatro
Nacional, al dar la bienvenida a los autores y a los distinguidos invitados,
expresó: “La magia de las metáforas y la belleza de las imágenes, se han unido
para engendrar una poética criatura audiovisual que estimula nuestra
sensibilidad artística. Congratulaciones al poeta José Mármol y al fotógrafo
artístico Herminio Alberti, por este
fruto que prestigia nuestro acervo cultural.”
La presentación del libro estuvo a cargo de José
Antonio Rodríguez, Ministro de Cultura, quien expresó: “Alguien dijo que
recordar era vivir. Pero… ¿Qué nombre puede llevar el recuerdo de lo no vivido?
Hoy, como sacados de un sombrero, llegan los momentos no vividos de una galería
de fotografías que, el negro, el blanco y el gris me regalan el recuerdo de un
tiempo ajeno, de momentos de otros, pero que se encargan de que me duela el
sufrimiento no sufrido. El negro y el blanco… el gris, no hace falta color para
reconocer la sangre. No hace falta textura para mojarnos de lágrimas. No hace
falta sonido para escuchar “san antonios” repletos de impotencia.”
El poeta José Mármol, señaló en parte de su
discurso: “Escribir sobre el dolor significa, aunque no se haya padecido
personalmente, escribir desde el dolor. Cuando la palabra y su ministerio nos
adentran en los ámbitos de la degradación humana, la represión, la tortura, las
cárceles, el exilio, el vil asesinato, la crueldad, la conculcación de los
derechos humanos fundamentales de las personas, la injusticia sin par,
entonces, aunque no lo desee el lector, cada vocablo lacera lastima, irrita;
genera desconcierto, repudio, pesadumbre, desazón. (…) (…) ¿Cuántas mujeres,
jóvenes o niñas, fueron acaso víctimas de agresión sexual y degradación moral
por los bestiales y míticamente insaciables deseos y caprichos carnales del
dictador y sus esbirros? Demasiadas, tal vez,
demasiadas. Es, pues, en honor a
ellas y a su reivindicación como personas que hemos impreso estas páginas.
Queden, además, estas imágenes y estas palabras como un valladar contra el
vergonzoso olvido y contra la impunidad que todavía campea en la bancarrota
ética y la fragilidad institucional en que descansa nuestra democracia.”
En su intervención, el artista del lente Herminio
Alberti, apuntó: “Estaba en deuda con mi esposa y con mis hijos, primero. En
nuestros 38 años de casados, no había encontrado el momento de devolverle parte
del sosiego que perdió cuando su familia se vio afectada directamente por las
ronchas que provocó la heroicidad
de su padrino y primo Salvador Estrella Sadhalá,
por los momentos de terror ante las torturas a su tío Pedro Salado en la cárcel
de la 40… Por lo menos, los detalles de este recuento fotográfico reflejan el
desgaste de lo que fue y es recordado como el mayor centro de intriga para las
jóvenes durante el régimen. Hoy, mi pasión por la fotografía, como profesión
para mi tercera edad, me ha permitido captar lo que todos no han visto, o no
han querido ver.
Estaba en deuda con mi pueblo… Estaba en deuda con
el PACAM… Estaba en deuda conmigo mismo.
Porque en todos estos años no había hecho lo suficiente para proyectar
una identificación plena con todos aqu éllos que no tuvieron la misma suerte de
ser testigos –sin ser tocados
directamente en su integridad– por el entuerto
creado por la maquinaria dictatorial de esa época. (…) Ya, gracias a esta
maravillosa aventura literaria: ¡No debo nada!”
La edición de este histórico álbum fue donado al
patronato de Ayuda a Casos de Mujeres Maltratadas (PACAM), entidad fundada y
dirigida por la señora Evelyn Soraya Lara Caba, quien expresó las gracias a los
autores por este generoso e importante donativo.
Como maestro de ceremonias participó el prestigioso
locutor y políglota Rodolfo Espinal.
(Fotos:
David Soto)
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