"Hoy aplaudo el éxito de un músico joven que ha llegado a un
nivel interpretativo que me llena de orgullo como maestra, amiga y compañera de
orquesta. Bravo Luis Augusto M., por el concierto de anoche!!!
Ahora tienes un gran compromiso con la música!
Te mando algo especial, con todo cariño!" (Zvezdana Radojkovic).
El joven violinista dominicano Luis Augusto Martínez
llenó las expectativas del público en su debut el miércoles con la Orquesta
Sinfónica Nacional, donde interpretó el Concierto No. 1 en Si menor para violín
y orquesta, de Béla Bartók.
Pese a que Luis Augusto lucía algo apresurado y
sudoroso (el ambiente de la sala estuvo muy caluroso), supo dominar sus nervios
e interpretar con destreza los dos movimientos (Andante sostenuto y Allegro
giocoso) de esta impresionante obra, cargada de dificultades violinísticas, del
afamado compositor húngaro Béla Bartók, escrita entre los años 1907 y 1908 y
dedicado a la violinista Stefi Geyer.
El primer movimiento, según apunta Mercedes Aróstegui
Vidal, representa el amor que el compositor sentía por Stefi. Inicia con un
solo de violín apreciándose una sonoridad quejumbrosa, a la cual se le
incorporan sutil y paulatinamente los instrumentos de la orquesta, comenzando
por las cuerdas frotadas (en forma progresiva), manteniendo el ambiente que
está produciendo el solista hasta llegar a estar presente toda la orquesta.
Participación especial de oboes y flauta y una
gran orquestación en el segundo movimiento, contribuyeron a lograr un final
lleno de gran lirismo y gran fuerza dramática.
Luis Augusto es un joven meritorio de San Miguel,
que supo aislarse de la mediocridad barrial y con el apoyo constante de su
abnegada madre logró su meta de ser artista. Inició sus estudios musicales en
1989 con la profesora Zunilda Pierret de Morel. Continuó en el Conservatorio
Nacional de Música con la profesora Jolanda Janchar y Félix Castillo Lachapelle. A partir de 1998 recibió clases particulares de la profesora Zvezdana Radojkovic, concertino alterna de la Sinfónica, con quien perfeccionó sus técnicas musicales, hasta graduarte como instrumentista en la Academia Dominicana de Música.
Aunque quise dedicar esta crónica al talentoso e
inquieto joven violinista Luis Augusto, justo es reconocer la brillante participación
de la Orquesta Sinfónica Nacional, que bajo la dirección del maestro José Antonio
Molina inició el programa de la noche
con el hermoso Adagio para cuerdas, Op. 11, de Samuel Barber, logrando una sutil
e impresionante interpretación. Igualmente, el cierre estuvo a la altura de un
gran final, con la destacada ejecución de la Sinfonía No. 2 en Re mayor, Op.
72, de Johannes Brahms.
(Fotos: David Soto y Miguel Peralta)
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