En mi crónica del viernes sobre la participación del joven violinista Luis Augusto Martínez en el concierto del miércoles con la Orquesta Sinfónica Nacional, cometí un imperdonable lapsus mental, producto de la prisa con que
escribí mi comentario y que no revisé antes de publicarlo, debido a
la presión psicológica por tener que viajar al mediodía a Santiago al novenario
por la muerte de mi hermana.
Aunque no vale excusa alguna, mi intención era
subrayar el exitoso debut de Luis Augusto en la Temporada Sinfónica 2014.
Muchas
cualidades adornan a este joven meritorio, las cuales no cité porque harían muy
extenso mi comentario. Entre las mismas cabe destacar las siguientes:
En enero de
1997 recibe el “Premio al Futuro”, joven sobresaliente del 1996, otorgado por
la Dirección Nacional de la Juventud y la Secretaría de Estado de Deportes.
En 1999 la
UNESCO le nombra “Joven Artista de la UNESCO por la Paz” e ingresa a la
Orquesta Sinfónica Nacional.
En el año 2002
por oposición gana la plaza de “Asistente de Principal de los Segundos
Violines” y en el 2006, invitado por el Maestro Dante Cucurullo, toca como
solista con la Orquesta Sinfónica Nacional, en el concierto de conmemoración
del 250 Aniversario del natalicio de W.A. Mozart. En enero del 2013 invitado
por el Maestro José Antonio Molina, toca como solista en el XV Concierto
Altagraciano, en la Basílica Catedral Nuestra Señora de la Altagracia, de
Higüey.
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